From Vigo 2 Seattle: Día 37: No acabo de entender el modo de bailar de los americanos

Sin más. No he dado señales de vida esta semana, porque en realidad no hay mucho que contar. No creo que te interese saber que hace muy buen tiempo, que he encontrado Nesquik en el supermercado o que la lechuga es mi alimento base. Y es que el tema de la comida me sigue martirizando, así que en vez de coger todas esas gochadas de sus armarios, inspecciono por si puede haber restos de comida sana. Y no lo consigo, no consigo encontrar nada medianamente saludable. Por lo tanto me digo, bienvenida Belén al mundo de las ensaladas y sandwiches vegetales. Qué desesperación amigo, pero supongo que es algo con lo que tendré que aprender a vivir todo este año.
Ayer fui al back-to-school-dance del High School. Estos americanos no saben lo que es fiesta. Ya te puedes plantar allí con las zapatillas de andar por casa que a nadie le importa. Sabía que este baile era informal, pero no tanto. Con decirte que nosotras nos pusimos nada más y nada menos que camisetas hechas por el método Tye-dye... Y el baile. El maldito baile y sentido del ritmo. Que sí, que ellos se creerán que es estupendo, pero a mi no me gusta un pelo. Con lo que me gusta a mí hacer el tonto con mis amigas y que cada diez minutos nos inventemos un paso nuevo. Pues no, creo que aquí eso no va a funcionar. Por dios, si hasa una de las niñas me dijo "ven, que te enseñamos a bailar del modo en que lo hacemos aquí". Pero bueno, una vez más me tendré que joder y apencar con lo que me toca. Una preocupacion más, aprender a bailar de una forma nueva con dieciséis años. Los cojones. Qué extraño es todo, nunca me imaginé que me tendrían que importar tanto estos pequeños detalles; pero es lo que hay, supongo.