miércoles, 29 de junio de 2011

Día 328: Every exit is an entrance to a new experience.

Aquí estoy yo, en apenas 12 horas estaré diciéndole adiós a mi querido Seattle. Que aunque haya visto llover más que en toda mi vida, lo he disfrutado como nada. Que aunque el cielo sea azul muy de vez en cuando, me gusta tal y como es. Esto está muy vacío, y no solo hablo de mi habitación. Yo no estoy muy entera que se pueda decir. Hace once meses sentía lo mismo, pero supongo que todo contiene matices. Las despedidas son más que abrazos y lágrimas, las despedidas son lecciones. Lecciones con las que aprendes sobre la vida real. Pensé que era un mito aquel que decía que el final de la experiencia sería peor que el principio, pero en realidad no lo es, es una gran verdad. Al fin y al cabo no soy más que una niña, no soy ni si quiera legal; mis sentimientos no son de plástico. En realidad esto es un golpe emocional de los fuertes, de los que nunca había experimentado antes. Pero ya sé que hay una primera vez para todo. Nada es para siempre. Cambiamos. Venimos. Volamos. Soñamos. Reimos. Lloramos. Este año ha cambiado mi perspectiva hacia muchas cosas, ya lo sabes. Este año he construido algo con mis propias manos, con mis propios pasos. Nuevas amistades, nuevos caminos. Nuevos destinos y nuevos futuros. Nadie que no lo ha vivido lo puede entender. Es algo llamado historia. Y me encanta mi historia, de las que nadie puede robarme. El libro se acaba y me gustaría acabarlo con distintos puntos y finales. Sé que no es posible. Creo que un nuevo comienzo es la mejor forma de terminarlo, en realidad no es un nuevo comienzo, es una continuación. Una continuación que dejé con un punto y a parte el pasado 27 de julio. Déjame darte un consejo antes de terminar: no fuerces las cosas, suceden por si solas. Adiós mi querido Pacific North West of America. Nos veremos pronto, esto es solo el principio. Te lo prometo.










Tell the world that I'm coming home....

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